El enano Vargas llora. Entrega 11

Garrote

Ya el sol templaba las laderas de la serranía de Hornocal; ya relucían sus coloridas vetas como un tesoro milenario recién develado. Doscientos enanos ataviados con máscaras y cuernos, con túnicas y plumas, portando estandartes y erkenchos, anatas, charangos y bombos, en estricta formación de falange griega, permanecían inmóviles sobre el árido llano. Frente a ellos, hieráticos, Vargas, Keiko, Carajo – los tres con abigarrados plumajes flúo -, Higuita – bastante apunado el pobre perro – y un enano rubio de túnica y yelmo rojos sangre, contemplaban la escena. La brisa gélida que barría las sierras, todo lo agitaba. Un rumor de cascabeles, de paños embolsados, un frufrú de banderolas y gallardetes ondulantes, manaba de la tropa como los desperezos de un monstruo a punto de despertar.

– No puede ser cierto todo este circo – murmuró Keiko – ¿de dónde has sacado la pasta para tantos disfraces? ¿Qué pretendes tonto del culo?

– En cuanto a la financiación de la comparsa, pregúntale a mi ministro de economía… – farfulló Vargas.

– ¡Joder! – exclamó Keiko risueña – ¿Y quién carajo es tu ministro?

– Carajo – dijo nuestro héroe.

– ¿Ahora también vas a corregir mi manera de hablar, pedazo de estiércol seco?

– Carajo es mi ministro, está a tu lado, mujer – aclaró Varguitas -… hey, Carajo, ve, anda, dile cómo conseguimos el dinero para la comparsa.

– Es el hombre más feo que he visto en mi vida, es tan feo que podría hacer llorar a una cebolla – dijo Keiko con la mirada fija en el gran forúnculo que Carajo tenía en la frente.

– Es mi tercer ojo –dijo, advertido, Carajo.

– Además – acotó Vargas -, puede adivinar el futuro.

– A ver, frijol machacado, dime lo que me espera.

– En el corto plazo – respondió Carajo – un puntapié en el ojete propiamente dicho si no me respeta; en el largo plazo, más patadas en ese sitio si persiste; ahora, si se suma a nuestra gesta revolucionaria con respeto, le auguro mucho poder y más dinero del que pueda contar a lo largo de su vida.

– ¡Válgame el chingado dios que me está jugando esta broma! – protestó Keiko -, a ver, dime de dónde sacaste la pasta para este ridículo aquelarre.

Varguitas alentó con un cabeceo a su amigo.

– ¿Conoce señora a Nicki Nicole? – preguntó Carajo.

– Sí, pero qué coño tiene que ver esa niña…

– Mide un metro cuarenta y cinco.

Keiko frunció el ceño, no lograba comprender adónde iba Carajo.

– ¿Y a María Becerra?

– Algo escuché, como a la otra, no se le entiende nada de lo que canta.

– Mide un metro cincuenta y cuatro.

– No sé por qué, pero me resopla la chucha.

– ¿Y a Lali Espósito?

– ¿Cuánto mide?

– También un metro cincuenta y cuatro.

– Muy reveladores tus datos – se burló Keiko –, pero no me dicen nada.

– Son de las nuestras – musitó Vargas.

Keiko roció saliva con una carcajada.

– Pronto se sumarán algunas figuras internacionales – agregó Carajo solemnemente.

– Ah, ¿sí? Anda, sorpréndeme.

– Ariana Grande, un metro cincuenta y dos; Lady Gaga, un metro cincuenta y cuatro; Shakira, un metro cincuenta y seis; y Camila Cabello, que es la más alta, un metro cincuenta y siete; a todas ellas ya les estoy acomodando la mollera.

Acto seguido, Carajo desgranó cómo había conseguido que las tres cantantes argentinas donaran dinero para la comparsa. Meses atrás había descubierto que las artistas seguían su cuenta de Instagram. Los vaticinios que divulgaba allí, solían resultar virales; así que fingiendo no saberlas fans, lanzó predicciones sobre ellas, predicciones que se cumplieron a la brevedad y que facilitaron el intercambio por privado y las sesiones presenciales que le contrataron. Dichas sesiones eran en verdad un programa de control mental similar al MK Ultra, el KB Zota, diseñado por el gran Garlopa.

– ¿Quién mierda es el gran Garlopa? – preguntó Keiko incrédula.

– Nuestro Sumo Alquimista, nuestro Walter White, está a tu izquierda.

– Un gusto señora, me han hablado maravillas de usted; una aclaración, KB Zota es mejor que MK Ultra – dijo Garlopa orgullosamente.

– Vete al diablo, payaso de semáforo – replicó Keiko y dirigiéndose a Vargas – ¿Así que este pimiento es tu Walter White?

– No solo ha diseñado KB Zota – advirtió Vargas a Keiko -, ahora conocerás su última creación, estimo que te interesará sobremanera.

Dichas estas palabras una carcajada coral agitó la brisa helada que exhalaba la serranía. Los doscientos enanos reían como hienas y señalaban a Vargas. Es que el pobre Higuita, ajeno a la conversación, apunado o cansado, envejecido en todo caso, había comenzado a deambular en torno a la plana mayor del ejército enano y no había tenido mejor idea que mearle el plumaje a Vargas.

– ¡Condenado perro del averno! – bramó Vargas y comenzó a buscar el matagatos entre las plumas.

– ¡No te atrevas, miniatura de Belcebú! – intervino Carajo – ¡Si vuelves a hacerle daño, conocerás mi furia!

Vargas, más molesto con sus enanos que con Higuita, olvidó el matagatos, ignoró a Carajo, dio unos pasos al frente y con tronante voz se dirigió a los insurrectos.

– ¡¡¡Ingratos retoños purulentos!!! ¡¡¡Inicuos monos en serie!!! ¡¡¡Inexplicables cachos de excremento!!! ¡¡¡¡¡Firmes!!!!!!

Los enanos obedecieron el comando en el acto. Un silencio implacable dio aún más nitidez a la estampa rígida de los doscientos enanos formados en falange de veinte en fondo sobre la áspera llanura rematada por los cerros tornasolados.

– Ay, ay, ay – irrumpió Keiko dirigiéndose al pequeño ejército -, que papaíto se enfadó y nos hará chas chas en la cola… pero si serán maricas…

– No, no es así mi reina Blancanieves – la detuvo Vargas para dirigirse a los enanos -, a propósito, se las presento, ella es nuestra reina, la mujer más admirable que conozco, la más turra, la más resiliente, Keiko Blancanieves Fujimerka… de ahora en más ustedes serán sus enanos… a ver enanos del demonio ¿qué se le dice a nuestra reina?

– ¡¡¡Buenos días reina y señora revolucionaria!!! – fue el demoledor unísono que retumbó en la serranía.

– Querida Keiko – siguió Vargas -, no les haré chas chas en los culitos, no, lo que haré es dejarlos sin Garrote.

– ¡¡¡Así es, no les daremos Garrote!!! – agregó con exaltación Carajo.

Una queja mortecina borboteó en la tropa. Keiko quedó boquiabierta al escuchar semejante amenaza. No podía creer que Vargas hubiese transformado a esa nimia multitud en una banda de masoquistas.

– Me resulta asombroso que los sometas dándoles garrote y a ellos les guste ¿cómo lo has logrado? – preguntó azorada.

– No mi reina, no se trata de castigo alguno – la corrigió Vargas –, sino de la creación de Garlopa.

Garlopa acusó la mención pagado de sí mismo, ofreciendo el mentón victorioso a Keiko, entrecerrando los párpados para que un brillo malicioso evidenciara su genialidad.

– Garrote es la mejor droga de diseño que el hombre haya creado jamás – dijo paladeando cada sílaba.

– Es Nietzsche en grajeas, con ella crearemos los súper humanos de Sudamérica – se entusiasmó Vargas.

– ¡¡¡A ver enanos!!! – gritó Carajo – ¿Qué le daremos al continente?

– ¡¡¡Garroooteeeeeeee!!! – vociferaron.

– ¡¡¡No se escucha pusilánimes!!!

– ¡¡¡Garroooooooooteeeeeeeeeeee!!! – rugieron.

– ¡¡¡Más fuerte si quieren la dosis!!!

-¡¡¡Ga ga ga!!! ¡¡¡Garrooooooooteeeeeeeeeeeeeee!!! ¡¡¡Te!!! ¡¡¡Te!!! ¡¡¡Te!!! – estremeció al llano como un trueno mientras dos enanos ostentaban el Pujllay que habían desenterrado el día anterior.

– ¿Qué es ese fantoche amorfo? – logró preguntar una Keiko patidifusa.

– El diablo – aclaró Vargas y codeó a Garlopa -, cuéntale a nuestra reina las propiedades de tu Garrote.

– Garrote es un supositorio que propicia diez horas de súper poderes y una adictiva sensación de autosuficiencia y bienestar. Con Garrote te vuelves más fuerte, invulnerable, más inteligente, más laborioso, una máquina sexual, puedes soportar el hambre y la sed, y como si todo esto fuese poco, Garrote potencia tus dotes artísticas.

– ¿Supositorio? – articuló Keiko casi sin esperar una respuesta.

– Vamos a mostrarle – dijo Vargas, y Carajo y Garlopa descubrieron unas canastas repletas de blisters de Garrote, un comprimido color lila del tamaño de un meñique.

Los enanos apenas advirtieron los supositorios dieron sonoros y masculinos hurras, para luego conformar una disciplinada fila india que se desplazó frente a Garlopa y Carajo. Pronto los enanos volvieron a formar en falange pero esta vez exhibiendo en alto los supositorios. En ese momento Carajo convidó a Vargas que aceptó solícito, mientras Garlopa le ofrecía uno a Keiko.

– Yo no me encajaré eso – porfió.

– Vamos, hazlo mi reina – suplicó Vargas con ternura -, me lo agradecerás toda la vida.

– Le pondré uno a Higuita – irrumpió Carajo.

– ¡¡¡No malgastaremos un divino Garrote en ese perro sarnoso!!! – protestó Vargas.

Pero Carajo, haciendo caso omiso, se abalanzó sobre el can que huyó despavorido con tan mala suerte que tropezó con unos pedruscos y quedó inerme ante la arremetida. Con la rodilla sobre el lomo, Carajo lo inmovilizó, luego ostentó el Garrote a los enanos, arrancándoles vítores y vivas, tras los cuales introdujo el comprimido con hábil y veloz movimiento en el animal. El aullido del perro se escuchó en toda la puna.

– Coño de la remilgada madre del señor – musitó Keiko -, no puede estar sucediendo esto.

Dejando a Higuita revolcado de dolor, Carajo se hizo de su dosis y formó junto a Vargas.

Garlopa aún mantenía la oferta a Keiko que sumida en una opaca perplejidad no reaccionaba.

– Déjala – le ordenó Vargas y enfrentó a la tropa dando un paso adelante. Carajo y Garlopa lo imitaron.

Lo que sucedió a continuación dejó una marca indeleble en Keiko. Quienes hayan leído sus memorias, habrán apreciado la viveza con que describe el ritual y la calidad literaria que alcanza ese magnífico texto. Sabemos que jamás equipararemos ese brillo, en consecuencia nos limitaremos a informar que todos inclinaron los torsos hacia delante, todos se bajaron los pantalones o subieron los plumajes y las túnicas, y que todos se introdujeron el garrote con soltura y hasta elegancia. Algunos ayes se escucharon, algún chillido también, no faltaron tampoco los ronroneos y los arrullos.

Higuita, al que ya comenzaba a hacer efecto la dosis, se puso de pie como impulsado por resortes y le dio un arrojo de saltos y cabriolas que superaban en altura a las que un perro de circo pudiera hacer. Iba y venía frenético, movía la cola como una hélice de dron.

Cinco minutos después, quizá menos, comenzaron a sonar los erkenchos, las anatas, los charangos y los bombos. Aquello pulsaba maravillosamente bien, repiqueteaba como si fuese ejecutado por los mismos dioses del altiplano. Y pronto nuestro Varguitas comenzó a menear el cuerpo con una gracia inusitada. Carajo, transfigurado – Keiko ahora pensó que se veía bonito -, bailaba y cantaba en un idioma desconocido, quizá inventado. Garlopa daba mortales en el aire y los enanos, haciendo coro, compusieron torres humanas inconcebibles y coreografías que parecían ensayadas. La felicidad y la destreza, la fuerza y la gracia, desbordaban, embellecían, magnificaban la escena. Y fue en el instante de mayor esplendor, que Vargas, con un gesto, inmovilizó y silenció al pandemonio enano y dio su famoso manifiesto de la mística eusebiana.   

– ¡¡¡Enanos y petisos del mundo libre!!! ¡¡¡Enanes y petises también!!! ¡¡¡Hoy comienza la revolución!!! ¡¡¡Hoy empezamos a recorrer el camino hacia nuestra tierra prometida, Euseland!!!

Estalló entonces una ovación espartana, viril, atronadora.

– ¡¡¡Hemos leído Los siete locos y Los lanzallamas de nuestro padre Arlt!!! – gritó Vargas.

– ¡¡¡Arlt!!! ¡¡¡Arlt!!! ¡¡¡Arlt!!! – gruñeron los enanos.

– ¡¡¡Hemos aprendido las enseñanzas del Astrólogo!!!

– ¡¡¡Sí!!! ¡¡¡Sí!!! ¡¡¡Sí!!!

– ¡¡¡Hemos estudiado la vida de Eusebio, el auténtico ideólogo de Juan Manuel de Rosas!!!

– ¡¡¡Eusebiooooo!!! ¡¡¡Eusebiooooo!!! ¡¡¡Eusebiooooo!!! –canturrearon los enanos.

– ¡¡¡Hemos desentrañado el mensaje cifrado en Los enanos también nacieron pequeños de nuestro maestro Herzog!!!

– ¡¡¡Her-zog!!! ¡¡¡Her-zog!!! ¡¡¡Her-zog!!!

– Pues bien, en minutos marcharemos sobre Humahuaca, y le mostraremos al mundo cómo vivimos el Carnaval, hoy comenzamos a adueñarnos de Sudamérica ¡¡¡Así que preparen todo y estén prestos!!! ¡¡¡Dispongan el Pujllay!!! ¡¡¡Y no se olviden de grabar y subir a Tik Tok!!!

Dadas las órdenes, los enanos rompieron la falange para encarar los preparativos. Vargas se acercó a Keiko que permanecía boquiabierta, podría afirmarse que estupefacta.

– Vamos mi reina, póntelo – le dijo dulcemente con un Garrote extendido -, quiero que comercialices esta maravilla en todo el continente. Además no creo que te duela, ayer te has empotrado una berenjena.

Keiko le quitó el garrote de la mano y luego le propinó un sonoro bofetón que concitó la atención de toda la tropa.

– ¡¡¡Vamos medio hombres de pacotilla!!! ¡¡¡Presenten ese diablito de papel maché que quiero drogarme!!! – gritó Keiko.

Los enanos, dos de ellos, elevaron entonces con un estandarte al Pujllay y lo exhibieron mientras Keiko se ponía el Garrote con la displicencia de quien se rasca una nalga. Culminando la operación en el mismo momento en que un cóndor colosal, salido vaya saberse de dónde, cayó en picada sobre uno de los emplumados que portaban al diablillo, confundiéndolo tal vez con un ñandú petiso, para capturarlo con sus garras y llevárselo a las alturas diáfanas de esa mañana señera de la gesta enana.

– Otra vez Terminator – se quejó Vargas -, es el cuarto enano que se come.

Minutos después, encabezados por una Keiko desenfrenada, la comparsa emprendió la dionisiaca marcha hacia Humahuaca.

No relataremos los entretelones que los curiosos podrán hallar míster Google mediante. Solo señalaremos, para concluir esta entrega, las decisivas consecuencias del evento porque la maravillosa procesión, cual un coral flautista de Hamelin, juntó a su paso miles de instantáneos adeptos. La policía jujeña conjeturó que la comparsa eusebiana hizo su ingreso a Humahuaca seguida por ocho mil personas, casi toda su población. Los videos en Tik Tok alcanzaron doscientos millones de reproducciones. Algunas de las coreos que compuso Keiko con los enanos más ágiles lograron un nivel tan alto de viralidad que figuras tan dispares como Donald Trump, Cheyene, Alberto Fernández, Jim Carey, Putin y Madona, subieron a la red sus versiones.

No debemos olvidar que esta movida fue el germen del espectáculo de la comparsa financiado por el Cirque du Soleil con el que Vargas y sus adeptos amasaron millones de dólares.

Fueron días de vértigo y ardor revolucionario. Cuando todo culminó y la resaca los obligó a un retiro, Keiko y Vargas se hicieron un tiempo para hablar.

– Déjame ser sincera – le dijo Keiko.

– Es lo que más deseo.

– Sin pene eres mejor – agregó, pero no para ofenderlo y así lo entendió Vargas.

– Yo creo lo mismo, mi querida reina.

– ¿Y ahora qué? – preguntó su majestad.

– Ahora iremos al lago Titicaca, allí estrenaremos nuestro espectáculo, se verá en todo el mundo.

– Maravilloso.

– Ah, y tengo otra buena noticia, Carajo me acaba de confirmar que Dua Lipa está componiendo nuestro himno.

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